Actualmente son más de 265 mil coches diésel que circulan día con día en Hamburgo. De ellos son 165 mil que son coches antiguos.

Es por ello que frente a la situación de la Tierra y la contaminación Hamburgo está viendo por sus habitantes y los de todo el mundo.

De acuerdo con El País, las emisiones contaminantes se han convertido en un asunto político de primer orden en Alemania, donde la industria automovilística es uno de los grandes pilares de la economía.

Tras los escándalos de manipulación de software para camuflar las emisiones, que afectan a varios fabricantes alemanes, han contribuido el debate nacional sobre cómo afrontar los retos climáticos globales, que la canciller alemana, Ángela Merkel, aspira abanderar.

Hace unos días, la Comisión Europea demandó a Alemania y a otros cinco países de la Unión europea por no reducir su contaminación atmosférica. Hasta 2017, fueron 66 ciudades alemanas las que superaron los límites de contaminación .

En esa demanda, el ejecutivo Europeo llevará ante la corte Europea de Justicia a Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Rumania y Hungría.

Con esta acción, el comisario de Medio Ambiente, Karmenu Vella, pretende aumentar la presión para frenar rápidamente las emisiones contaminantes y proteger a los ciudadanos de posibles daños a la salud.

La prohibición de Hamburgo de eliminar la circulación de los coches a diésel, podría ser un fenómeno que se puede extender a otras ciudades y esto será un impacto positivo para nuestro medioambiente, así como para todo el mundo.